El gusto también envejece
¿Alguna vez te has preguntado por qué los niños rechazan alimentos que los adultos disfrutan o por qué, con los años, algunas comidas te parecen menos sabrosas? La explicación está en nuestros sentidos: el gusto y el olfato evolucionan a lo largo de la vida, afectando nuestra percepción de los sabores.

El gusto a lo largo de la vida
Desde que nacemos, nuestros sentidos del gusto y del olfato no permanecen estáticos. Al contrario, están en constante cambio.
En la infancia, tenemos un número de papilas gustativas superior al de los adultos. De hecho, los bebés nacen con alrededor de 10.000 papilas gustativas, repartidas no solo en la lengua, sino también en el paladar y en otras áreas de la boca. Esta alta densidad de receptores hace que los niños sean particularmente sensibles a los sabores intensos, especialmente al amargo y al ácido.
Durante la adolescencia y la edad adulta, el número de papilas gustativas disminuye de forma progresiva. Aunque seguimos disfrutando de una amplia gama de sabores, la sensibilidad general tiende a estabilizarse.
A partir de los 60 años, la disminución se acentúa: las papilas gustativas continúan reduciéndose y, además, disminuye la producción de saliva, lo que también afecta la percepción del gusto. Paralelamente, el sentido del olfato, que contribuye de forma clave a la apreciación del sabor, suele deteriorarse con la edad. Esto puede hacer que las comidas resulten más insípidas y que las personas mayores prefieran alimentos más condimentados o con sabores más intensos.

¿Qué cambios se producen exactamente?
- Disminución de la sensibilidad al dulce y al salado: Es habitual que las personas mayores busquen añadir más azúcar o sal a sus comidas para percibir mejor estos sabores.
- Mayor tolerancia a lo amargo: Muchos alimentos que resultaban rechazados en la infancia (como el brócoli, las espinacas o el café) son mejor aceptados en la adultez porque la sensibilidad a lo amargo disminuye.
- Cambios en el olfato: Se estima que alrededor del 60% de las personas mayores de 65 años presentan algún grado de pérdida olfativa, lo que impacta directamente en su capacidad para disfrutar de los alimentos.
¿Por qué es importante conocer estos cambios?
Entender cómo cambia el gusto a lo largo de la vida tiene implicaciones importantes, no solo a nivel de preferencias alimentarias, sino también en términos de nutrición y salud. Por ejemplo:
- La pérdida de apetito en las personas mayores puede estar relacionada con una disminución de la percepción del sabor, aumentando el riesgo de desnutrición.
- Conocer estas modificaciones ayuda a diseñar productos y dietas que se adapten mejor a las necesidades y preferencias sensoriales de cada etapa vital.
En resumen
El gusto no es un sentido fijo: evoluciona, madura y también envejece con nosotros. Conocer cómo varía nos permite comprender mejor nuestras propias elecciones alimentarias y también mejorar la manera en que diseñamos experiencias gastronómicas para distintas edades.
En Mundo Sabor, trabajamos para entender estas diferencias y ayudar a las marcas y productos a conectar mejor con las necesidades sensoriales de los consumidores a lo largo de su vida.
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